domingo, 15 de enero de 2012

Recuento

De a poco me he ido armando de paciencia y de tripas de hierro para dejar de sensibilizarme con mi auto ostracismo. Ya no me pesa tanto el no tener nadie con quien conversar por las ventanas porque siempre hincho a un pobre cristiano que me tiene paciencia todavía; ya me acostumbré a mi almuerzo musical huyendo de la gente porque el resto está trabajando y a los que no, no los quiero ver; de a poquito el mundo se va ampliando su poco y, aunque no vea mucho a nadie, no se siente tan feo.
Lo único malo es que mi cabeza sigue tan cuentera como siempre lo ha sido, así que armo teatros mentales quizá con mayor facilidad que antes, con gente que en verdad no sé si se dé para ello.
Entre salidas inesperadas, que la verdad me han sorprendido gratamente (como la salida a bailar tango que me dejó con hartas vergüenzas encima, pero con un muy buen rato, o el evento al que me invitaron esta semana, que fue una sorpresa y muy nostálgica en cierta medida), gente que estoy conociendo de a poquitos, actividades estrambóticas y resultados académicos que no me esperaba en verdad, las cosas van tomando un mejor cariz del que esperaba hace unos meses atrás. De a poco me voy viendo como la idiota de siempre, sonriendo por imágenes creadas a partir de nada por mi imaginación, pero que hacen que me vaya riendo sola por la vida, en la mitad de la calle, con la música a todo volumen en los oídos.
Tengo al menos la libertad de andar idiota por la vida sin afectar a terceros, porque definitivamente los obvío aunque estén por mi lado (y como con los que hablo ando más descarnada y cruel que nunca, se enteran de opiniones más crudas pero más aterrizadas), y el placer de mutar a la antigua Pilar -léase la maldita melosa que casi no mata a nadie- con los otros por el simple deseo de ser amigable... o más bien el serlo genuinamente, sin terrores detrás que lo gesten.
Lo único malo es que frente a muchos quedo como una maldita perra sin educación, pero.... al final, da igual, porque sólo queda este año de verlos (o de que me vean) así que mucho no creo que sufra(n).

No hay comentarios: