sábado, 17 de julio de 2010

Inet

Gozo de robarle internet a mi padre de su blackberry todos los fines de semana, desde las 8 pm aprox del sábado hasta la misma hora del domingo, momento en que debo devolver el aparatejo sí o sí porque hay que preparar la once y después de eso se va a su casa. Ello, contando que debo entregarla intermitentemente por alarmas, llamadas o simple cargo de conciencia.
Por ello es que encuentro tan genial la idea de contratar inet para mi casa, aunque sea por una conexion wi-fi trucha con un vecino que no conozco y que en mi perra vida pensé que iba a necesitar. Pero bueno, aquí estamos, esperando que su propia conexión vuelva para probarla (mientras yo sigo con la querida BB)
Todo esto, nada más que para plantear la idea de cuán complicado es vivir lejos sin poder conectarse con el mundo. Y eso que yo no requiero grandes informaciones, ni el mundo necesita de mí. El solo hecho de no tener idea de cómo está la gente cuando no los veo y se me acaba el saldo del mes del celular (que desde hace muy poco tiempo sospechosamente no me alcanza ¬¬), o de no saber que subieron material o-ahora que estamos en exámenes en la U- de no poder plantear dudas de último minuto o derechamente desaburrirme o desestresarme leyendo idioteces, marca una diferencia importante; una carencia no trascendental, pero sí incómoda.

Espero que esas negociaciones truchas que está haciendo mi padre - en las que buena parte de culpa tengo yo- resulten; que yo no me pegue como lapa al compiu post conexión y que algo bueno salga de este esperado fin al aislamiento virtual, que para el físico faltan años. Tantos, como los necesarios para ser independiente económicamente y vivir sola o con alguien más.
Amén.

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