jueves, 29 de julio de 2010

Vicios

Estoy enviciada.
Y no puedo detenerme.

Me da igual el tiempo, el frío, el sueño, el cansancio.
No puedo despegarme de aquí.
De esto, que me cautiva, porque a estas alturas es impredecible.
Ja! Y yo que creía que no iba a sorprenderme de nada. Si a fin de cuentas, ya te había probado antes. Ya había sido informada de todo lo que a tu respecto ocurría...pero no. Te has llevado mi sorpresa por delante, y ni siquiera la conciencia de que tengo mil cosas que hacer, de que tengo responsabilidades a mi cargo, de que no es sano estar contigo, que es más que riesgoso seguir así, a este ritmo...
No puedo dejarte.



(Oh, por la pachamama, benditos sean los mangas y las vacaciones!)

1 comentario:

Anónimo dijo...

A veces pareciera que actuáramos como en un estado de trance, que nos aleja de la conciencia y nos traslada hasta límites impensados