jueves, 11 de noviembre de 2010

Vaso de agua turbia

El semestre está a poco tiempo de morir, y creo que yo también. Académicamente las cosas van patas arriba, y no he sido tanto o más negligente en ello que lo que ha sido la tónica durante estos tres últimos años.
Estoy aburrida. La carrera no me desagrada, pero no me motiva ya.  Las materias que me motivan son las peor calificadas; las challa, apenitas ahí salvando. Las ganas de estudiar, de aprender, son lenatmente reemplazadas por ganas de dormir, de viajar, de tener una metralleta y dispararle a todos en la Escuela y luego tener el coraje de pegarme un tiro.
Quizá es porque necesito tanta cuota de novedad frente a mi nariz como estabilidad en mis patas, pero el punto es que de a poco ese norte tan iluso que estuvo en mi cabeza ya no está; se difumina entre los jirones de espanto y de nervios que invaden la cotidianeidad.
Los problemas idiotas se abren paso cada vez de forma más frecuente; la falta de tacto, el exceso de cargosismo (por decirlo de alguna manera); la puta primacía de mi ombligo por sobre el resto...
Esto no va bien, ni para mí ni para aquellos cuyas vidas tienen la desgracia de tenerme en servidumbre...
Y aún así, no hago nada para remediarlo. Sale más fácil, más cómodo, menos hiriente por encima el quedarme sentada, siguiendo como la piedra en el camino que algunos alcanzan a esquivar y por la que otros se caen. Siguiendo como piedra, siguiendo como estorbo. Siguiendo con el lamento autocomplaciente hecho nada más y nada menos que para seguir inmersa en el mismo vaso de agua turbia que no quiero beber, pero que tampoco quuiero botar, de puro vaga.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Piwi... no eres la única niña, no me atrevería a decir que es un desánimo general pero acá tienes a otra incauta que está pasando por un periodo de desencanto con la carrera...

Hay que seguir caminando mi niña, caminar y caminar que la meta ya viene...

Un abrazo, no te sientas mal ni pierdas el rumbo, hay mucha gente que te apoya