miércoles, 2 de febrero de 2011

Aislamiento

Antes de tener esto que se llama internet en mi cuarto (porque es el único lugar de la casa al que llega), las vacaciones eran un poco sicópatas. Tenía que ir al ciber para revisar las redes sociales y saber de mis amigos. Me pegaba más rato al teléfono hablando con mis amigas. Y leía mucho más de lo que he leído éste, en particular; año en el que me conecto todas las noches para "conversar con la gente", como me digo hipócritamente, sabiendo que en realidad me meto para hablar con una sola.

Antes de esto que se llama internet, las cosas las podía escribir tranquilamente y corregirlas mil veces. La musa me visitaba más a menudo, salía más con mis amigas, me enteraba de más copuchas por salida y en verdad se podía tener una conversación larga que no estuviera inmersa de relleno.

Antes de esto de la internet podía hacerme ilusiones de cómo estaría el resto, y si me echarían de menos en alguna parte.
Mas, la realidad con internet ha sido otra. En realidad todos, al estar conectados, pecamos de egoístas, de no querer saber del otro, sino que el otro sepa de uno, porque es una la que se expone públicamente, a ver si alguien engancha y pregunta. Hablamos con un computador, nos gustan frases idiotas, decimos lo que hacemos hasta por lo más mínimo, a ver si alguien, alguien por ahí se acuerda que existimos.
Porque en esta megamarea en la que nos metemos todos los días, estamos en realidad más aislados que nunca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las relaciones sociales no son lo mismo "con el internet" que en el cara a cara. El computador soporta todo, pero se pierde demasiado en la interacción, en el tratar de entender al otro y nos facilita la vida, pues no necesitamos preguntar, la red nos informa y es fácil hasta recordar un cumpleaños o una fecha importante, porque te lo dice FB (cuestión por la que lo dejé); pero en el fondo sabemos que eso es una carga que en el futuro estará llena de complicaciones.