Pasó algo raro. Me trajeron por primera vez los libros y cuadernos que ocupaba. Hojeé los apuntes, y me sorprendió lo dispar de la letra, y los dibujos de los márgenes. ¿Eso lo hacía yo? Pregunté, sorprendida. Parecían más los cuadernos de una escolar que de una universitaria. Me reí mucho con ellos; siempre eran muñequitas flaquitas. Habían muchas caritas, y mini mensajes con otras personas.
Cuando tomé los libros, comencé a reconocerlos, a buscar determinadas páginas porque los números resonaban en mi cabeza. Me fueron familiares.
Después, comencé a reconocer voces, a asociarlas con caras… y lugares. Creo que me aceleré un poco, porque mi madre, que fue quien llevó las cosas, comenzó a llamar a voces al doctor, creyendo que ya reconocía todo, que mi memoria funcionaba. Pero no, no del todo.
Lamentablemente.
P.S: esto lo tengo escrito desde hace meses; ahora con la guerra de cuentos me acordé que existía :P
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