jueves, 9 de septiembre de 2010

...(Sin) memoria VIII

Se la llevaron hoy a su casa. Estaba flaquísima; la ropa le nadaba su buen poco. Y está blanca… se nota que le falta sol. Un grupo pequeño la fuimos a ver. Hizo algo muy extraño. Nos miró atentamente, con los ojitos brillantes, y de la nada, sonrió y nos abrazó. Bajó por las escaleras en vez del ascensor. Eran tres pisos solamente, pero se mostraba inmensamente feliz. Como si encontrara de nuevo el gusto por las cosas simples. Cuando llegó al frontis del hospital, corrió al árbol que está, para abrazarlo. Se quedó debajo un buen rato, esperando que el viento hiciera caer las flores sobre su cabeza.
Es una niña pequeña, aún.
Estuvo saltando un buen rato. Cuando le pregunté por qué, dijo que le era nuevo sentir los pies en algo que no fueran pantuflas sobre baldosas blancas.

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