lunes, 28 de abril de 2008

Crecer

Hoy, hace unos diez minutos, aproximadamente, he cumplido dieciocho años de edad. 18. ¿­Y qué? Se preguntará alguien mayor. ¿Por lo de la mayoría de edad? ¡Bah! No es gran cosa. Además, sigues siendo una niña… podrán decirme, no sin justa razón.
Pero siento que es un gran paso. Desde un tiempo a esta parte, he tenido muy presente que la niñez se despidió de mía hace mucho tiempo atrás, pero aún me resistía a que la adolescencia se marchara de mi lado. Porque saberse adolescente –quiéralo o no- es una protección frente el medio, frente a la familia, pero sobre todo… en una protección a la adultez. Decirle a los 18 ¡Espera! Aún soy muy pequeña…. Sería algo que hasta unas horas atrás, podría sentirme capaz de hacer.
Pero no vale ahora.
Por que ahora tengo más claro que nunca que ya no soy una niña, por muy infantil que sea. Tengo grabado ya en mi conciencia que la adolescencia se va despidiendo poco a poco, dejando que la temida pero ansiada adultez se vaya estableciendo en mí.
Porque, si bien no soy independiente, ya estoy tomando las riendas de mi vida sin tener que darle explicaciones a nadie por mis actos. Ahora velo por mí, por mi futuro, por mi vida… y ya nadie está atrás para fiscalizar cada paso.
Pero tampoco hay alguien que me pueda señalar el camino a seguir, pues los que lo habían hecho hasta ahora, han debido dar un paso al lado, sólo esperando que lo enseñado durante tantos años no se borre de mí. Estarán ahí para apoyarme, para animarme si es necesario… para cuidar de mí a la distancia…. Pero no tendrán nada que ver en los pasos-quizá tambaleantes y temerosos- que estoy pronta a dar.

Ya he escogido lo que ejerceré de por vida. Ahora me toca emprender el camino de cómo seré en mi vida, que es muy diferente.
Pero, por lo mismo, es que ya voy animada y consciente de mí misma.
Ya no soy la niña, ni la chica. Me estoy acercando a pasos agigantados a la mujer que he de ser.
Porque eso es en lo que me estoy convirtiendo. En una mujer.






Esto lo escribí el día 26 de Abril.
Estamos a 29, y en realidad, el cambio no se ha notado tan radicalmete. Pero deberá hacerse notar pronto.
Eso espero.

No hay comentarios: