martes, 1 de abril de 2008

Inauguración

¡Por Fin!
¡Aprendí cómo diablos se ocupa esta cosa!
Después de memorizar lo que me corresponde por el seminario raro que me pidieron en la Universidad, puedo jugosear tranquila.

Porque todo esto de entrar a una casa de estudios superiores tiene su forma de ser...

Primero, no descansar en los fines de semanas leyendo una cantidad exhorbitante de textos que una en su vida hubiera imaginado que podría leer en un par de soles.
Después, hay que organizar trabajos con gente a la que uno no conoce -ni esperó conocer, en algunos casos-para entregarlos en días de los que una no se entera.
Hay que quedarse a seminarios que son a la hora más inconveniente; hay que lidiar con unos tacos que una por idiota quizo ocupar justo ese día y no quedar en la bancarrota por fotocopias que ni siquiera son de una.Porque, aunque una sea universitaria, sigue siendo la hermana mayor.

Hay que llegar a la casa a transcribir la materia de un cuaderno de borrador que se está acabando después de solo 3 semanas, hay que pensar en cómo combinar vida privada(que de por sí ya es casi inexistente) con los estudios y con la familia.

Y hay que darse el tiempo de no pensar en que una está a 25 días de ser mayor de edad, ni de ingeniárselas para saber cómo va a celebrar los 18. Porque Mamá dice que hay que celebrarlos, aunque una sepa que el presupuesto puede que no alcance. O puede que sí.
Vaya una a saber, al final.

Así que, mejor me dejo de dar la lata a mí misma y me quedo con mi ¡Hurra!¡Al fin sé ocupar esta cosa! que no puse al comienzo.

Creo que esto me va a servir de terapia.

No hay comentarios: